¿Exorcizaste la casa?
¿Le avisaste a los fantasmas
que te ibas?
¿O se mudaron con vos?
Tendrías que dejar
tu nueva dirección a mano.
Por si algún despistado te espera
en la esquina de la ochava.
O buscan asustarte desde la plaza
como los empleados de gobierno
que a la madrugada pintaban sendas peatonales.
Los que dejé yo,
esos espectros que
temblaban ante tus expedientes
y tus palabras,
ya saben.
Y no me pertenecen.
A ellos
que fueron tu única compañía,
dejales dicho
que si no pueden atravesar paredes
cierren la persiana desde afuera
y tiren la llaves por la ventana.