Pensé en mi reencarnación, pensando en realidad lo que me
gustaría ser en este momento.
Luna, vino, frescura y secreto con almendras. No sé sobre
integridades, porque no sé lo que es la integridad, lo que eras, ni lo que sos.
Integral sólo es el arroz porque es inmutable, nosotras somos esto que cambia,
se mueve, canta, entristece y ríe. En todas esas etapas, en todos esos actos
somos nosotras que mutamos. De un esperma a esto. _________________________________________________
Pensé en mi reencarnación
Canción de cuna. Arrullo. Me gustaría ser esas emes, ese
tarareo que resuena en el pecho y calma al bebé, al niño y a mí. ¿Por qué
calma? ¿por qué suena?¿por qué lloro?
Canción de cuna que se mece en el río. Río que mueve y provoca la misma
canción.
Canción de cuna, cualquiera, menos la del niño que perdió la manzana. Esa tenía una melodía calma, pero una letra
triste y entonces el cuerpo no sabía para dónde ir. Con ella conocí la tristeza
Canción de cuna que mira al niño con los ojos cerrados y
sigue sonando por el sólo gusto de mirarlo dormir.
Canción de cuna, valsecito, zamba.
Canción de cuna que nos mecerá siempre-
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Flor de palo borracho. Flor de palo borracho rosa.
Más allá de mis gusto por el vino y el gin. Flor de palo
borracho rosa porque ilumina. Porque cae y porque vuela.
Flor de palo borracho porque surge en febrero cuando ya
nadie espera más nada del verano. Cuando el jazmín ya alumbró diciembre y el
jacarandá nos hizo levantar la vista para ver su plaga violeta.
Pensé en mi reencarnación, pero
ninguna de las cosas que sería son carne.