lunes, 15 de noviembre de 2010

Un Chascarrillo


Antonio (23) se levantó temprano y partió hacia el barrio bonaerense Santa Brígida, en el partido de San Miguel. Llegó y empezó a censar los lugares que le correspondían. Estaba en la galería de una casa donde lo habían recibido con un mate, para su sorpresa, con yerba saborizada. Jorge, su mujer y sus tres hijas ya eran parte de los aproximadamente 45 millones de personas que se calculaban que daría como resultado del relevamiento. El dueño de casa lo acompañó a la puerta, en eso salió un vecino y gritó: “Murió Kirchner, se suspende el censo”.
     El joven, estudiante de Ciencias Políticas en la UBA, riendo por el “chiste” miró a Jorge, que abrió la puerta y lo invitó a entrar nuevamente a ver qué era lo que había pasado. La tele ya estaba prendida y pudieron corroborar que no era broma de un vecino loco. Néstor Kirchner había muerto, pero el censo continuaba. 
     Atónito, caminó por la calle de tierra hasta la próxima casa. A diferencia de lo que esperaba, las conversaciones no se repetían de hogar en hogar, sino que mantenían un hilo conductor que le permitían seguir informado. Un matrimonio de ancianos peruanos lo recibió y ahí continuó la construcción del relato. “Murió el Presidente Kirchner-explicó confundido Indalecio - dijeron en la radio, fue hace media hora por un paro cardíaco, estaba en Calafate”. Andulfa, su mujer, sirvió un vaso de agua y contó que gracias a Néstor se pudo jubilar: como se dedicó a la crianza de sus seis hijos, tuvo pocos trabajos y no llegó a los aportes necesarios, pero pudo obtener el beneficio como ama de casa. Antonio siguió censando y detectó en las casas amor, odio e indiferencia frente a la partida del ex mandatario.
     Terminó de encuestar y se fue a su casa a cambiar su ropa sudada. De ahí partió a Plaza de Mayo. Encontró a  algunos amigos, con los que recorrió el lugar. Prestó atención a las diferentes consignas que surgían de las pancartas y los cánticos. Recordó. Recordó a Andulfa con la mirada perdida en el televisor mientras él preguntaba. El grito de aquel vecino de la manzana 009 que dio la noticia y su risa mirando a Jorge esperando que confirmara que todo era un chiste, una ironía. ¿Y si lo era?

No hay comentarios:

Publicar un comentario