viernes, 18 de enero de 2013

En diciembre no hay otoño

Que se desprendan las hojas del árbol aunque estén verdes por ser diciembre.

Que las palabras se renueven así,  por más que el sentimiento sea el mismo, encontremos nuevas formas de decir y comprender.

En cada durazno, cada bocado, su frescura, el instante. Sin embargo no sé usar otro adjetivo más que rico o sabroso. Y es mucho más que eso y las palabras no entran.

Y si las palabras no entran entonces en un bocado de durazno,  como van entrar en un abrazo o en el tiempo. Tan pequeñas, tan lindas, tan insignificantes e importantes a la vez.

No hay lengua que  abarque la vida, no hay vida que nos abarque ni que sepamos dimensionar.
Todo adjetivo,  toda definición,  todo está mal cocido.  Quien diseño el mundo no hizo nada a medida, nos creó pequeños. Dentro nuestro todo nos excede, nos supera.
El encuentro, el bocado de durazno y la hoja que caerá recién en mayo.

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