miércoles, 26 de junio de 2013

Volviendo

(A Tomás y Alfredo, gracias por
 traer al poeta rollinga a mi vida)

Un señor toca boleros.
San Martín a pilar parando en todas.
Yo leo Casas y me río
del amor del bolero,
del whisky del poeta
de todos mis miedos,
del campo minado.

Una mujer de voz y cadencia parecidas a Violeta Parra
pasa gritando:
“Cuanta ingratitud en este país Argentina.
Cuanta ingratidud.
Ingratitud de todos los tipos, señores.
Cuanta ingratitud en esta tierra Argentina”.

Yo me río de las caras de la gente,
de los instantes mágicos que carga el tren.
Me río por leer que nadie cree
en la posibilidad de organizar el próximo mundial. 

miércoles, 19 de junio de 2013

Escritos de otoño III (Presentación, avance y retroceso)


Con ustedes el otoño.
Conmigo, gracias a Dios, también

Desde diciembre que espero que la hojas caigan.
Ayer vi unas al costado del camino,
vi el palo borracho de Tucumán con flores y sin hojas.
Vi amarillo chocando con el cielo.

Las mañanas de sol ya no sofocan
dejan la mente trabajar horas y horas
mientras disfruta la cercana estrella.
Fue un otoño que me di cuenta que podía transportarme,
cuando y como quisiera.
Que sólo necesitaba sol, música y tejido. (Otro dijo un geriátrico)

Con nosotros el otoño
en la silla el suéter olvidado
Los estandartes del Partido Púrpura
se ven mejor ante la brisa otoñal.
Yo los miro, no me sumo.

Ayer retrocedí tantos casilleros,
volví a unos que detestaba.
Esta vez fui feliz al reconocerme en ellos.
Todavía te escucho cantando.

miércoles, 12 de junio de 2013

Una pata blanca

Volvía en bicicleta a la noche.
El perro caballo miraba las vías
El perro negro caballo miraba las vías como si fueran un río.
Las miraba hasta que pasé y me miro.

Volvía a la noche en bici, rápido y con frío.
Volvía en la noche fría y vi al perro caballo negro.
El  perro suele estar en la otra cuadra.
Lo veo todas las mañanas.
El perro caballo negro tiene una pata blanca y suele estar en la casilla cruzando Pardo.
El perro con una pata blanca estaba en Bella Vista no en Muñiz como de costumbre.

Nos miramos. Temí que me ladrara.
La bici es un medio seguro.
Pero nada podía hacer en una bicicleta ante el ataque de un perro caballo negro de una pata blanca.
Sólo nos miramos
Supongo que después siguió mirando las vías río del San Martín.

Crucé dos perros negros más en el camino.
Pero no eran perros caballos.
Crucé una perra negra cuando llegué a casa.
En total registré cuatro perros negros
El primero fue el perro caballo.
El último, el mío.


jueves, 6 de junio de 2013

Escritos de otoño II (nocturnos)

I

La bruma, la neblina.
el frío.
Qué poco me importaban,
nada podía pesar a un pecho liberado.

Te dejé una cajita llena de cosas no dichas.
La guardaba a veces en el pecho, otras
intentaba crear un espacio entre los pulmones.
Las cosas ¿qué cosas?

Las-cosas.
Tenían relevancia por su encierro,
por su no decir. 
Por estar guardadas en la caja revolcándose entre sí.
 Una orgía de sentimientos impúdica.

La dejé en el piso, la abrimos.
Y como si prendieran la luz de la cocina del quara
miraron sonrojadas.
Abrimos y cerramos varias veces.
y cada vez que la tapa bajaba volvían a besarse.

Zorras.


II

Me llevé también algunas verdades.
Tuyas, mías, de la caja.
Temía esas afirmaciones,
creí que podían ser más duras.
Pude haber sido más dura también,
pero ¿qué sentido tenía?
¿Quién me hubiera creído?
Si cuando saqué la caja de los pulmones, del estómago y los ojos
quedé tan frágil, tan sin autoridad.

¿dignidad? No gracias.

¡Ay! el otoño que espero desde diciembre  me está deshojando lentamente.
Pero quizá necesite una poda.

Pedaleo y todo es negro; y blanco y espeso el aire
que voy rompiendo en mi andar.
No soy liviana como una pluma.
soy como las pelotas de las payanas.

Caigo, pico y vuelvo, para volver a caer.
No sé donde voy ahora.



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