En la única plaza con rol de plaza
en esta ciudad balnearia
que se olivó la arena,
el mar y la orilla.
Las avenidas vacías a la noche
los semáforos que ignoran
su inutilidad nocturna.
Se apagan las luces del estadio.
Ya las hamacas no suenan
El viento silba.
Recuerdo que vivo sobre cinco casas
y que las envuelve el mismo sonido de domingo.
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