lunes, 25 de agosto de 2014

Después del verano de San Juan

El viento suena 
Más fuerte y fantasmal
que cualquier otro día,
que cualquier otra noche.

Aun teniendo las ventanas cerradas
las puertas se golpean.
Como si hubiera, en cada cuarto,
un bicho torpe, un monstruo amistoso
queriendo salir.
Pero abro la puerta y no hay nada.

Las copas que llego a ver
son de árboles flaco y altos
que se inclinan 
como quien se sostiene en un pie.
Con un pequeño vaivén
pero siempre manteniendo la diagonal imperfecta
de su rama más alta
al inamovible tronco.

(Mis letras  en esta hoja lisa
también parecen perjudicadas
por el soplido del mundo)

El viento, el aire
ese que suele parecer falto de forma, de existencia
Se hace presente en la garúa que nunca llega al piso
llueve de y desde el costado
llueve hacia la izquierda.

El viento pega cachetazos
y caminar es pesado
como hacerlo bajo el agua.
El viento tiene consistencia.
El viento todo lo estremece. 

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