lunes, 20 de octubre de 2014

Vuelta


Lo sabía:
La suma de los ángulos del triángulo
suman lo mismo de siempre.
Lo dicho, una vez dicho
No tiene retorno.

Se repiten los atardeceres
y uno
sigue conmoviéndose ante ellos.
Entonces también
se repite el poema.

Que el balcón,
las hamacas,
el mirador soviético,
las noches con olor a paraíso
y los ojos de alergia.

Todo se repite.
Todo.
Hasta que se dice
o explota.


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