martes, 17 de diciembre de 2013

Columnas

Las dos columnas
 que extrañamente
 sostienen tu cráneo.

Perdimos la capacidad de asombro de la niñez
Ya no encontramos aventura en un sapo gigante con mocos.
Incluso evitamos cualquier tipo de exploración
más si tratan de sapos.

___


Todo era revolución
Los gatos en la caja
que tuviste que devolver a la lluvia
por obligación.
El hámster al que nunca le dimos agua.

A cada tarde un nuevo experimento
y la ingenuidad,
la creencia
de crear un nuevo mundo.

¿Y hoy?
No dejamos que nos sorprenda el encuentro
ni el entusiasmo
ni los ceniceros

Tus columnas.
Tus columnas que son una sola,
fueron las que me recordaron
el infantil sentimiento de asombro.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Secretos de invierno- Patio

El agua que cada hoja contiene.
El patio y el refugio en los últimos rayos de sol
en la tarde de invierno.

Sentada en el banco rojo
si supiera pintar
pintaría cada ángulo
y  las llaves del llavero Maradona.

Los postigos azules
las cañas que eliminan la idea de límite,
la de vecino y a su perro.

Pintaría el ladrido del perro
y los fantasmas de las sábanas ya descolgadas.
En el patio, tan desierto y tan jungla
un banco, nosotros y  el mate de pava.

Sentados en el rojo que sirvió de mesa
miramos los juguetes congelados
intentado entender como seguirían nuestros días.

martes, 3 de diciembre de 2013

Las flores

“Sólo existe lo que pasa” decíamos con Eugenia mientras
 comíamos nuestras uñas para calmar ansiedades.
Silencio.
Comernos las uñas en conjunto era inmenso.


Las flores se turnan
para dar luz  los días de lluvia
en contraste con el cielo,
brillan.
Cansada del horóscopo que anticipa mi pasado
las miro como si tuvieran respuesta
para este destino, el mío,
que siempre parece estar a punto de encausarse.
Que termina eligiendo posibles antes que finales.

Siempre ahí
el hilo por romperse.
¿Cuántas hebras te componen?
¿Por qué divido pero no  rompo?
¿Qué soy de todas ellas?

______


No escapo.
Abro puertas y ventanas
rompo los techos y asomo.
No sé salir.
Espero que la casa se derrumbe
y así llegar afuera.

El cielo se despeja.
Las lamparitas rojas del ceibo
ahora contrastan con el barro marrón.
Blando.
El jacarandá pasa a entrar en la paleta de azules del cielo.
Comprendo mi falta de cordura
o mi exceso de sensibilidad.
Comprendo que puedo explotar
o buscar conciliar con el resto del mundo.