Te veo parado en el umbral
para escucharme
serio y amable.
Te escucho elogiar el poder de las cosas
moviendo las piernas
como el chavo
para atrás.
Te encuentro
queriendo decir la palabra
el guiño.
Entonces creo que todavía,
un poco,
me seguís queriendo.
Aunque no sé si son esas cosas
o las ganas de que así sean.
No hay comentarios:
Publicar un comentario