miércoles, 23 de julio de 2014

Durante la tarde del sábado
dormí la siesta escuchando las hamacas que sonaban en la plaza.
A la noche, se oía una pelea.

Ahora que habito un barrio casi citadino
en mi primer caminata matinal
una voz, que habla como un poema de Fabián Casas me dice
“En este lugar  podés comprar carne,
en este verdura barata.
Está zapatería vas a recordarla
sólo cuando necesites arreglar un zapato.
Por último,
en caso que algo no funcione
esta es la casa de velatorios
más cercana a tu nuevo hogar”.

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