miércoles, 26 de noviembre de 2014

Correa

Los listados,
los dictados,
las nubes.

Los silencio,
los gestos,
la carta.

Los naranjas,
después la noche
y una parte de mí
que camina las diagonales de la plaza.


No tengo perro,
sin embargo
sostengo una correa
y no sé qué amarra. 

lunes, 20 de octubre de 2014

Vuelta


Lo sabía:
La suma de los ángulos del triángulo
suman lo mismo de siempre.
Lo dicho, una vez dicho
No tiene retorno.

Se repiten los atardeceres
y uno
sigue conmoviéndose ante ellos.
Entonces también
se repite el poema.

Que el balcón,
las hamacas,
el mirador soviético,
las noches con olor a paraíso
y los ojos de alergia.

Todo se repite.
Todo.
Hasta que se dice
o explota.


martes, 30 de septiembre de 2014

Trash

Quizá el problema esté 
en que la fe tiene fecha de vencimiento
como el yogurt que acabo de sacar de la heladera
.
Quizá esté en atarse piedras en los pies,
en correr bajo el agua
en ahogarse.

Dijo Violeta que no se dice, se hace.
Dio un cachetazo y más tarde actuó.

Los pájaros azules se posan sobre las costillas
corretean y, a veces, pican lo ojos.
Otras, como el sapo que fuma, explotan.

Ahí está su muerte
su fecha de elaboración,
su lote, su vencimiento 
y su código de barra.

Quizá yo esté mirando
y empiecen a caer sus plumas.


miércoles, 3 de septiembre de 2014

Las Nubes

Vivo a la altura de las nubes.
De esas que parecen ir, como imanes,
hacia un sol que nunca tocan
pero tapan.

Sobre ellas el cielo celeste,
debajo y al costado también,
el mismo cielo violeta y naranja.
Más abajo, de las nubes y de mí,
el azul impenetrable
que parece salir del asfalto,
como si la noche viniera del suelo,
de la tierra.

Vivo a la altura de las nubes
que espesas y suaves,
distantes y frías
se desarman, como yo,
en la tarde de agosto.

lunes, 25 de agosto de 2014

Después del verano de San Juan

El viento suena 
Más fuerte y fantasmal
que cualquier otro día,
que cualquier otra noche.

Aun teniendo las ventanas cerradas
las puertas se golpean.
Como si hubiera, en cada cuarto,
un bicho torpe, un monstruo amistoso
queriendo salir.
Pero abro la puerta y no hay nada.

Las copas que llego a ver
son de árboles flaco y altos
que se inclinan 
como quien se sostiene en un pie.
Con un pequeño vaivén
pero siempre manteniendo la diagonal imperfecta
de su rama más alta
al inamovible tronco.

(Mis letras  en esta hoja lisa
también parecen perjudicadas
por el soplido del mundo)

El viento, el aire
ese que suele parecer falto de forma, de existencia
Se hace presente en la garúa que nunca llega al piso
llueve de y desde el costado
llueve hacia la izquierda.

El viento pega cachetazos
y caminar es pesado
como hacerlo bajo el agua.
El viento tiene consistencia.
El viento todo lo estremece. 

Motivos para enamorarse de Laura

Hace poco mi amiga Laura, una colombiana que conocí cuando vino a estudiar Letras a Buenos Aires, compartió una nota titulada “No te enamores de una mujer que viaje y/o escriba (http://marialajuana.wordpress.com/2013/08/13/no-te-enamores-de-una-mujer-que-viaje-yo-escriba/). El mundo de los blogs permite que uno encuentre un montón de premisas femeninas contrapuestas. Un mar de estrógeno flota en el éter exaltando un modelo de mujer independiente y exitosa en lo económico; liberada de la cocina, la costura y la plancha, pero no del consumo, ni del deber de complacer al sexo opuesto. La nota contribuía a este modelo femenino, un modelo irreal e irrealizable.

Desde que conozco a Laura sé de sus viajes. Sus idas y vueltas Argentina- Colombia, Paris, Chile, San Francisco, Grecia, Alemania (sólo por una noche), México y alguno que seguramente esté olvidando. Teniendo en cuenta el historial viajero de mi amiga y las historias de amor de sus mails, sentí que la nota iba contra las pasiones de la colombiana y que, a la distancia tenía que hacer algo para revertir el post antiayuda que había llegado a nuestros ojos. Por lo tanto decidí objetar el escrito y dar las razones por la cuales conviene enamorarse de una mujer que escribe, lee, canta y, ante todo, viaja.

“Es necesario e imperante que atiendas a mi llamado- comienza el post- no está bien que te enamores o enredes tu vida con una mujer que ame leer, escribir, viajar o cantar”. Por lo tanto, persona que atienda el llamado de María La Juana (autora del post), enamórese de un hongo, de un maniquí o de una muñeca inflable porque:

A)  Las personas que no leen suelen ser aburridas, poco fantasiosas y de pocos sinónimos. Por lo tanto se expresan mal y van a creer que son queridas cuando en realidad son estimadas.

B)  No conozco persona que no cante, aunque sea bajo y estando sola. En todo caso, al igual que con la lectura, preocúpese por lo que canta. Aunque sea completamente subjetivo, como ejemplo les diría, “no te enamores de una mujer que canta Arjona, o peor, que cita sus metáforas como genialidades poéticas y lingüísticas”.

C)  Es un estúpido si deja de enamorarse porque un post lo dice.

Los viajes merecen un capítulo aparte. Como mujer que se angustia mudándose de un cuarto a otro en la misma casa, que siente nostalgia de su ciudad del conurbano ni bien se sube al tren para hacer los 30 km. que la separan de la Capital federal, admiro a las personas que viajan. Admiro la capacidad de extender las raíces y ser, como dice Atahualpa, de donde diga el destino. Así, mirando de afuera mujeres viajeras como Laura, pero compartiendo una fuerte amistad, puedo armar una pequeña lista de motivos para enamorarse de ella y de muchas otras que no temen soltar y marcharse.

La mujer que viaja es curiosa y andariega, siempre va a estar en búsqueda de aventuras. Por lo tanto estar con ella va a ser divertido, para nada estanco y va a traer siempre cosas desconocidas hasta el momento. Comidas, músicas, costumbres, escritores, palabras, va a ir floreciendo y sorprendiendo.

Seguramente te lleve de viaje con ella y su experiencia te permita tomar mejores decisiones en el camino y la estadía, resolver mejor los conflictos que puedan presentarse y elegir variados destinos. Una mujer viajera no te va llevar todos los veranos a Mar del Plata.

No viajar con ella tampoco estaría mal. Tendrías tiempo de soledad, que siempre hace bien; recibirías unos mails llenos de ternura, eternos con descripciones y comparaciones de ciudades, realizadas según sus gustos y medidas que, como es tu pareja, suponemos entiendes y te interesan más que la generalidad de las revistas de turismo. Además de la alegría del retorno y del recuentro, seguramente traiga algún presente. Punto extra, difícilmente ese presente sea una caja de alfajores Havanna, conseguible en casi cualquier esquina y nunca más rica que un Cachafaz.

Pero ante todo la mujer viajera no especula con el amor. Ama en el tiempo y espacio en que se encuentra y te obliga a actuar de igual manera. No los gasta para histeriqueos e indiferencias. Quien lo pierde con este tipo de chicas, habrá dormido mientras ellas ya están subiendo a un nuevo tren.

La mujer viajera no se ata ni a un lugar ni a una persona y, acostumbrada por los viajes, no teme estar sola. Por lo tanto no va a llorarte en el teléfono, ni esperar tus decisiones, ni caretear frente a sus amigos. Va a pedirte que comprendas su espíritu nómade, pero no va a obligarte a seguirlo. Va presentarte el desafío de vivir con intensidad y determinación. No todos están dispuestos a semejante arrojo. Para los temerosos siempre habrá muñecas pseudo independientes que escriban en un blog y decoren sus días.

miércoles, 23 de julio de 2014

Durante la tarde del sábado
dormí la siesta escuchando las hamacas que sonaban en la plaza.
A la noche, se oía una pelea.

Ahora que habito un barrio casi citadino
en mi primer caminata matinal
una voz, que habla como un poema de Fabián Casas me dice
“En este lugar  podés comprar carne,
en este verdura barata.
Está zapatería vas a recordarla
sólo cuando necesites arreglar un zapato.
Por último,
en caso que algo no funcione
esta es la casa de velatorios
más cercana a tu nuevo hogar”.

lunes, 14 de julio de 2014

Fútbol en Europa del este

En mi barrio y en mi ventana el fútbol empieza cuando termina el mundial y se apaga la tele.  Las canchas se llenan de panzas que gritan más de lo que corren. La plaza de niños, que van sacándose los abrigos y mostrando sus camisetas argentinas. Las madres intentan convencerlos de que se dejen el buzo puesto, que si no se van a enfermar porque el aire frío les da directo en el pecho. Los padres parecen no saber qué hacer, saben que en algún punto está mal que se saquen el abrigo y que van a retar a los dos cuando el nene llegue con tos a casa. Sobre todo a los improvisados que no tienen polera bajo su disfraz de Messi. Porque a los chicos, que entienden siempre más que nosotros, no les importa ser Lavezzi como a los señores de treinta. Hay una cuestión de identificación física, Messi no es sólo el Power Ranger rojo (es decir, el más visible y marquetinero) El diez tiene cara de niño, corte de pelo de niño, falta de barba como cualquier niño. Mientras Lio, sobre nombre también de pibito, hace propagandas de Yogurt el pocho es la cara y el cuerpo de Etiqueta Negra. Eso es humildad y sabiduría, pedir un yogurt y no un traje. Sus sombras largas también juegan. Mientras tanto, el hombre araña aprende a andar en bicicleta.



sábado, 5 de julio de 2014

Alquimia musical


Ya es octubre y empiezo a percibir que siempre es más lindo hacer entrevistas en esta época del año. Los lugares suelen ser más lindos cuando uno nota su reverdecer, los olores del aire renuevan cualquier esperanza y los entrevistados gozan de cierto entusiasmo que se mezcla con el balance del año y las expectativas por cierres y comienzos que se aproximan.

Esta vez no hay excepción. El lugar de la entrevista es una escuela de música que hace siete años abrieron un par de amigos. En Bella vista, San Miguel, a pocas cuadras de la estación Agneta del ferrocarril Urquiza, una esquina, un jardín elevado. Es de noche  y con el frio se intensifica la mezcla de olores de todas las plantas. La música se escucha una cuadra antes de llegar y desde el ventanal que da a ese jardín se ve a la entrevistada. Un amigo suyo toca un arpa africana, ella canta algo a lo que no le encuentro idioma ni palabras. Hay en ese encuentro un dejo mágico, quizá lo más parecido a la definición de música que más tarde nos va a dar quien entona. No me animo a entrar por miedo a cortar la solemnidad del momento. Entonces me encuentro con Clemente “¿Buscás a mamá? Está cantando. Ahora le aviso que llegaste”. El niño de 8 años irrumpe la copla de su madre y le comunica mi llegada. Victoria Lorenzo abandona la sala, sirve un vino, se pone una esencia de no sé qué en la frente y unos almohadones en el piso. Se acomoda para conversar.
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Victoria es la profesora de canto de “La fonola” y vive junto a su pareja y su hijo en ese mismo lugar. Además de dar clases individuales, ideó, experimentó, armó, desarmó, combinó, abortó y desarrolló diferentes métodos de aprendizaje e interacción musical. Talleres de música para niños, orquestas varias de improvisación y grupos de improvisación vocal. Y como si todo eso resultará poco, a través de Anikili —ese alter ego que hasta se jacta de ser una gran alquimista —da a conocer sus composiciones.
Podría dividir a Vicky en tres. Una más mundana, la del supermercado, la que lleva a Clemente al colegio; otra, la profesora/chamana que genera vínculos muy fuertes con la mayoría de sus alumnos, y la tercera, más mística y alquímica, la que explora su interioridad, esa es Anikili.

“Actualmente intento integrar todas las vickys. La mundo, la saca mundo y Anikili. Ser una en mi misma. Anikili es mi producto, pero sigo siendo yo. La que de clases, la que se sube al tren para hacer un viaje a Chacharita y se pone oleos en la frente ante el quilombo”.

A los 9 años empezó estudiando batería pero la pasaron a guitarra “El profesor consideraba que la batería era un instrumento poco femenino. El otro conflicto estaba en el coro escolar. Tenía un vozarrón incontrolable, no afinaba un tono, entonces me hacían actuar para que no cantara, pero yo quería cantar” Como buena ariana una vez decodificado el objetivo los obstáculos quedaron chicos. El profesor le grabó un par de casetes de los Beatles que escuchó todo un el verano en el walkman que le habían regalado sus padres. Cuando empezó el año siguiente se abrió la convocatoria del coro y esta vez participó cantando. “Afiné mi oído. Yo quería cantar y no podía, por eso me ponía atrás de  la bata, del piano, de la guitarra. Pero yo quería cantar y no podía por esa voz descontrolada”.


La vida siguió, terminó la secundaria, viajó,  dejó inconclusas algunas carreras, dio clases en el colegio al cual había ido. A los 25 tuvo a Clemente y al poco tiempo se separó, volvió al pueblo y junto a algunas personas que conoció en la escuelita donde estudió batería de niña, armaron Fonola. “Era una casa sola para nosotros. Era el exceso de información todo el día, todo el día  haciendo, aprendiendo cosas por doquier. Música, pintura, libros. Tejidos copados. Hoy Fonola es como un templo. La música necesita expresarse y nosotros estamos al servicio de eso. No lo podemos dejar, es como un sacerdocio. Creemos y creamos esto porque es lo que deseamos. La música nos lleva. Nos pone acá, nos hace bien hacerla, compartirla. La música hace bien. A veces pienso que sería más fácil ser católica, ir los domingos a misa y fue. Pero acá estamos comulgando música en este templo”

Se hace un pequeño silencio, interrumpido por Clemente que anuncia irse a dormir. Vicky lo saluda. Nuevo silencio, cara concentrada sigue.

“En las clases busco que se entienda eso, que canten y que entonen, pero que encuentren en la música eso que eleva, que libera y quema karmas. No hay casi mundo sin música”

—¿Cómo transmitís esa idea en una clase?
“Yo propongo un espacio de conexión. Aflojo mis propias tensiones e invito al alumno a atravesar la música y la vida juntos. Qué siento, cómo está mi garganta, qué tenso cuando canto. Después el otro flashea lo que flashea. Algunos están en un plano más racional y no conectan, otros  se abandonan a la cuestión. Creo que todos entran al menos un ratito y ahí está el espacio. Quien no quiere abrirlo se va. Me pasa que a veces vienen a dos clases y se van”.

Tal vez, como dice una de sus canciones, se trate de “empatizar con el sol y con la hormiga” que hay en cada uno o, como también dijo durante la conversación, “de ser independiente de uno mismo, reconociéndose”. De ahí parte la ceremonia musical que en los grupos de improvisación muestra cierto parecido a un ritual ancestral.


Empezó a explorar la improvisación musical por medio de Santiago Vázquez, director de La Bomba de tiempo. “Me encantó el lenguaje, la música me parecía increíble. Había gente que tenía conocimientos de música re-zarpados, yo sabía muy poco. Igual me sentía parte de lo que se hacía. Me resultó sanadora la experiencia, por eso la repito, la enseño y difundo. Es como el dulce de leche, comés y decís y –qué rico, qué bien que me hace–. Bueno, así”.

—¿Y los alumnos cómo viven ese proceso?
“La improvisación te hace libre a la hora de tocar. Te hace libre con tus limitaciones. Se trabaja ser lo más vos posible, genera armonía en uno mismo. Es como organizar una zapada en cierto  marco de contención que permite el pifie y que el error suene bien, por más que se encuentren armonías. Porque uno siempre está en armonía con unas cosas y en desarmonía con otras. Creo en la música para sanar porque experimento eso. Experimento la sanación. En la ejecución y no en la idea. Cuando uno ejecuta ella es vos. Ella es el canal”.
La idea de la música como algo medicinal no es nueva. Se estudia desde principio del siglo XX y la modernidad trajo como disciplina la músico terapia. Además de otras terapias como la biodanza, que confirman la idea terapéutica medicinal o reparadora que tiene la música. Vicky explota esa idea a cada rato.

“La música que conceptualmente es inabordable, no se determina, se siente. Cómo hago para que lo que siento se convierta en una palabra. Es indefinible.

Creo que con Anikili se genera algo impersonificable, algo nuevo. Es de sentidos, no del lenguaje. Creo que cuando toco saco mi leoncito. Nos une la música que pasa por está vibración y estamos ahí. Surge de lo genuino. De un proceso creativo súper espontáneo, es un día y medio en que baja la data. Después eso tarda años en ser la canción que es. Las canciones transcurren en el tiempo para ser, las dejo macerar, son como hierbas para hacer medicina”.

Vicky hace un nuevo silencio y le sirve agua al gato que hace un rato entró por la ventana. Tiene sueño y su parte mundana sabe que mañana hay que madrugar para llevar a Clemente al colegio y después dar clases. La vida del mundo pide sostener eso, mientras se intenta encontrar al Sol y a la hormiga para después empatizar con ambos.

martes, 1 de julio de 2014

Podré olvidar

José Luis Perales
Por si quieres conocerme (1973)

Elías recomienda la canción del día: “Adquirí el álbum a principios de los 80's en la Tienda de la UNAM, en Ciudad Universitaria; desde que escuché la canción me conmovió, por su profundidad y su simpleza. A la vez, amén de ser algo que a todos nos ha sucedido: nunca olvidar un primer amor”.

El último mes, una nota de la universidad de vaya a saber uno qué decía que la nostalgia era, con su pesadumbre, algo esperanzador.  El artículo planteaba que el hecho de recordar el pasado como algo lindo, daba al nostálgico la esperanza de recuperar el pasado o recrearlo.  Dolina diría que en caso de recuperar ese pasado lo dejaríamos ir, que el recuerdo es más romántico que el presente siempre (recomendamos Balada de la primera novia, incluido en el libro Las crónicas del Ángel Gris). Mas qué sentido tiene seguir pensándolo, lo escribió Lepera, lo cantó Gardel: Siempre se vuelve al primer amor.

José Luis Perales nació en España en 1945. Según cuentan fue un buen chico, estudió Electrónica y cuando lo llamaron de una productora para decirle que habían escuchado sus composiciones dice que se puso nervioso. La tranquilidad llegó cuando le dijeron que querían que compusiera para otros y no que cantara. Al parecer ni su voz ni su físico servirían para completar el producto discográfico. Perales era el prototipo del buen muchacho, sensible, tranquilo, vergonzoso. Pura ternura.  En 1973, después de haberle dado música a otras voces, lo convencieron para grabar. Celos de mi guitarra, la primera canción que dio a conocer, fue un éxito rotundo.  Y así el muchachito se abrió camino. Tres año después, sacaba su cuarto álbum Por si quieren conocerme.  Perales tenía 31 años cuando cantaba Podré olvidar y hacía una lista  de cosas sencillas  que dejaban asentada su forma romántica de ver el mundo.

El afán de ser poeta un día, las hojas de otoño, burlas al viento, siestas, campos con juegos de niños. Un sinfín de imágenes hermosas crea cada verso. Imágenes nostálgicas, tonos sepia. Sin embargo, da la sensación que las despide, que las saca del cajón de la mesa de luz para recordar siempre aquel primer amor. Elías, nuestro recomendador, resalta la sencillez de la canción. ¿Qué otro modo hay  de hablar del primer amor? ¿Su gracia no está en la inocencia del enamorado?¿En esos sentires extraños que desbordan el cuerpo y el entendimiento?  La canción es chiquita y romántica como el Perales que se enamoró por primera vez.

A la vez hay algo poco loco que está en el hecho de enumerar amores. Que llamemos al primer amor, PRIMER anticipa la llegada de más amores que van a ser parte del conteo. Tal vez, como dice el artículo de esa universidad, nos seguimos enamorando en el intento de encontrar otra vez ese desborde incomprensible de sentimientos. Ante ese amor que no funcionó estamos, nostálgicos, con la esperanza de volver a vivirlo. Lean a Dolina, no quiero contarles qué pasa cuando se llega a tan ansiado encuentro.

original para www.undiaunacion.com

Love Will Come Through

Travis
12 Memories (2003)

Penny Lane recomendó esta canción: "Es hemosa para caminar por la ciudad y olvidarse de todo".

Y Penny una vez más tuvo razón.

Todos, al menos una vez en la vida, nos calzamos los auriculares y anduvimos por el mundo creando nuestro propio videoclip. Mejor si hay viento, si los semáforos no nos paran y si encontramos  algún charco para saltar con estilo. La canción de Travis, como bien dice la recomendadora, se presta para esto. Y aun estando en el día más alegre de nuestra vida vamos a entregar unos pasos a la melancolía del caminante.  El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra.

Love Will Come Through  forma parte del disco 12 Memories. La banda escocesa, en sonido y época hermana de Oasis,  estuvo a punto de desintegrarse. El baterista, Neil Primrose, se rompió tres vértebras del cuello en un accidente. Había que operarlo y no sabían si iba a poder volver a tocar. Los demás integrantes afirmaron que si Primorose no se recuperaba sería el fin de la banda. La operación salió bien y en cuanto los médicos lo permitieron Travis volvió al ruedo.  Con un tinte introspectivo y sereno, 12 Memories los devuelve a la escena musical.

Take me, don´t leave me puede ser un pedido a una chica, pero también es un pedido a la vida y al amor por un motivo para seguir vivos, para seguir caminando con los auriculares en la sien. Cause it´s burning a hole, sigue la letra. La canción, en relación con la caminata y la consigna de Penny Lane, fue utilizada para una publicidad de una empresa de correo. Y si bien en la publicidad el amor está por llegar ensobrado, no podemos dejar de imaginar a los carteros haciendo su propio clip en el reparto.

Original para www.undiaunacancion.com


miércoles, 4 de junio de 2014

Quinto

Vivimos en el centro de la periferia 
En la única plaza con rol de plaza
en esta ciudad balnearia 
que se olivó la arena,
el mar y la orilla.

Las avenidas vacías a la noche
los semáforos que ignoran
su inutilidad nocturna.

Se apagan las luces del estadio.
Ya las hamacas no suenan
El viento silba. 
Recuerdo que vivo sobre cinco casas
y que las envuelve el mismo sonido de domingo.

martes, 3 de junio de 2014

Construir mundos del instante

No sé qué motivo me empujó a entrevistarla. Fue raro, pero de repente me sobrecopé con sus fotos y estuve segura que era una persona con un mundo muy interesante para contar.

 Era un miércoles a la tarde de septiembre, cuando María Eugenia Solla abrió la puerta de su departamento, me invitó a entrar y dijo: “Preparé mate. Vamos a la terraza, es un balcón pero a mí me gusta decir que es una terracita”. María Eugenia, Maru, tiene 26 años. Hace pocos meses se mudó de la casa de su madre a un departamento en el centro de Muñiz (si es que Muñiz tiene centro), en el Gran Buenos Aires. Paredes blancas, con algunos detalles decorativos, un tocadiscos y el balcón/terraza desde donde se ven las construcciones de nuevos edificios y la luna llena en piscis.
 Si bien mediante en esta entrevista pretendo contar la faceta fotográfica de Solla, no es menor que la señorita sea también diseñadora de indumentaria, recibida en UBA. “¿Por qué estudié indumentaria? No sé, todavía me lo pregunto. Un poco como la fotografía, se trata de construir mundos”. Cuando tenía más o menos doce años, según cuenta, extorsionó a sus compañeras de colegio con caramelos para que fueran a ver un desfile de dedos. Sus dedos, vestidos con papel desfilando por los bancos del colegio y, más grande, una italiana que le enseñó costura, la llevaron por ese camino. Hoy trabaja para una marca de indumentaria femenina. La fotografía llegó después, aunque chica le divertía sacar fotos.



 “Creo que hay una mirada previa a mi relación con la fotografía. Hay cierta sensibilidad que te pide congelar la imagen y darle entidad. Cuando sacás una foto le das entidad a algo que en realidad pasa y se diluye. A la vez cuando uno incorpora la cámara a su vida, mira con ojos de cámara. Busca cosas para congelar, aunque no tenga a mano la cámara. Entonces esa mirada sensible se entrena, para conseguir que lo que quede inmortalizado sea lo más representativo posible del sentimiento que te llevó a sacar la foto”.

Por más que Maru hable de congelar, cada una de sus fotos muestra un mundo en movimiento. Desde la aproximación de un pájaro a una miga de pan, donde se captura y reproduce el movimiento físico, pasando por la charla de dos señoras en los pasillos de la favela brasilera en la que se encuentra el mundo cotidiano, hasta la foto titulada “Nadie”, que retrata un sillón vacío.

“Hay algo en lo humano, en las expresiones. Algo espontáneo que puede pasar desapercibido cuando estás en la calle y de repente se te da por congelar lo simple y cotidiano, que congelado se convierte en una grandeza. Los días, la vida, está llena de esos momentos. Hay que esperarlo, observarlo y hacer el recorte de eso gigante que es la vida, recortarlo y llenarlo  de sentido. Una mirada perdida o una sonrisa, lo misterioso y lo bizarro”

Cuando habla se la nota entusiasmada, se ríe y hasta le da un poco de vergüenza contar su relación con la fotografía “Es una forma de vida –explica–es como un ojo, como un brazo del que no te podés desligar en ningún momento. Voy a trabajar y de repente hago con la mano que encuadro, porque todo el tiempo podés encontrar una foto. Entonces, no es que sólo cuando estoy trabajando hay posibilidad de hacer una buena foto, es todo, todo el tiempo. La mirada se te configura como un recuadro. A veces me gustaría tener la cámara incorporada en mi cabeza y poder tomar la imagen desde ahí. El cuerpo y la mirada de la cámara se mimetizan”. Deja de hablar, se ríe otra vez. Tiene labios finos y dientes chiquitos.

Antes de empezar la entrevista mostró los tres edificios en construcción que puede ver desde la terraza y una araucaria de la plaza Muñiz. Uno, el del medio, todavía no tiene los cimientos terminados, demolieron la casa que estaba en ese terreno hace muy poco; en el terreno que le sigue hay una casa con un jardín chiquito y un ciruelo florecido. El edificio de la derecha es el que viene más avanzado, ya los ladrillos arman las paredes del quinto piso “Tengo ganas de un día entero sacar fotos y hacer como un stop motion de como avanza la obra”. En el de la izquierda la estructura está casi terminada, y todavía un obrero martilla algo en lo alto, con el sol iluminándolo como si fuera un elegido. María Eugenia busca la cámara y saca un par de fotos al trabajador. Se da vuelta y congela la luna. No es una cliqueadora compulsiva. Mira dobla las rodillas, mueve el tronco.

¿Qué pensás cuando estás sacando una foto? ¿Cómo elegís disparar?

“Lo primero que hay que tener es paciencia. Observar, esperar y anticiparse. Cuando tenés configurada la mirada como fotógrafo evaluás la situación, todos los elementos y te das cuenta que vas a sacar una buena foto porque se viene. Hay buena luz, hay una situación interesante. El otro día volvía del trabajo por el corredor  y había unos chiquitos jugando, seguí instintivamente todo esto que ahora te cuento como si fueran instrucciones de Cortázar, saqué unas fotos. Después, en el momento de la edición, todo se resignifica. En el momento estás prestando mucha atención a algo y cuando encontrás esas cosas inesperadas, no sabes hasta qué punto uno las percibió pero no llegó a registrarlas en lo racional. La foto, en el momento no la entendés, cuando la mirás tranquilo empezás a decodificar qué cosas se daban, qué te hicieron prever que se venía una buena imagen. Es ahí cuando ves que la foto termina de armarse”.

En el departamento hay una biblioteca blanca. Entre otras cosas se logran divisar libros de fotografía, una guía de viajes colombiana, Isabel Allende, Pessoa, Clarice Lispector, Cortázar, los diarios completos de Pizarnik y Hesse. Sobre la cama que hace de sillón “El hombre Ilustrado” de Bradbury. Está fuera de la biblioteca porque lee en los momentos libres.

¿Le temés a la modernidad como Bradbury? ¿Cómo afectó a la fotografía la digitalización?

Hay como una saturación de imágenes. Estamos en un momento en que, lo que no está en una foto no existe. Hay un evento y si no hay fotos escomo si no hubiera existido y eso un poco me asusta. Cuando usaba cámara de rollo cada foto era súper pensada, era parte de una cuenta regresiva.
Me divierte mucho ver retratos familiares viejos. Las familias contrataban un fotógrafo y se ponían todos sus mejores vestidos y era LA foto que ponía en el living, o escritorio que vamos a mostrar a nuestras visitas. La foto tiene mucho esa cosa de vidriera. Hoy tiene más protagonismo que antes, pero a la vez, cuanto más sucia, más de entre casa se le da más valor.
Hay como una prostitución de la fotografía, pero le re-cabe. Lo que me hace pensar es, si llegamos o no al punto máximo, de lo sucio, de lo desenfocado, de lo feo. ¿Qué viene después de esto? ¿A qué rol de la foto vamos?”.

La luna sigue, cada vez más redonda y grande frente a nosotras. En ninguna de las tres obras quedan ya personas trabajando y el cielo todavía celeste empieza a opacarse. Tenemos que cortar la charla, María Eugenia tiene que alistarse para tomar el tren e ir a ver a Hermeto Pascoal. Antes de irse, baja la persiana del balcón/terraza.

lunes, 21 de abril de 2014

Fragmentos V

Lo bueno de este, mi cuerpo chiquito, es que sólo entra lo necesario. Como una valija  donde se guarda sólo lo imprescindible para el viaje. A veces desbordo, siento que las cosas me exceden muy fácil, pero como me exceden, como no entra en este metro cincuenta y cuatro, las dejo.

Tal vez deba cambiar la idea de lo necesario, entra lo que yo quiero que entre. El último cuatrimestre de facultad, subo un día al tren y abro la mochila. Tenía tres libros, la billetera, el teléfono y un lápiz. Tenía tres libros porque no sabía que iba a querer leer en el viaje entonces tomé tres que creí cubrían diferentes inquietudes, dos muy grandes y uno normal. Tenía tres libros y no llevaba ni los cuadernos ni los apuntes de la materia que iba a cursar, incluso el lápiz lo llevaba para marcar el los libros. No sé si cargaba lo que necesitaba, diría que no, pero llevaba lo que quería llevar.


Como a la mochila, a mi cuerpo sólo le entran tres libros que muy lentamente voy renovando y la caja de fósforos del poema.





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sábado, 19 de abril de 2014

Querida, voy a hacer el mejor disco del mundo



El 3 de diciembre de 1965 salía Rubber Soul, el disco Beatle que al día de hoy es fuente de inspiración de muchos artistas, y especial responsable de la creación de Pet Sounds, el disco de Beach Boys que marcaría un antes y un después en la banda y en la música. Cuando el líder de la agrupación californiana, Brian Wilson, escuchó Rubber Soul, quedó deslumbrado con los sonidos y arreglos vocales, con la ligación entre tema y tema que hacía pasar casi inadvertida la transición  de una canción a otra. Con el disco como un concepto más allá de la individualidad de sus canciones. Entonces, entre entusiasmado y desafiado por la creación de los chicos de Liverpool, le dijo a su mujer: “Marilyn, voy a hacer el álbum más grande. ¡El álbum de rock más grande jamás hecho!”.

Canceló algunos conciertos y se dedicó de lleno a la preparación de las canciones. Buscó al poeta Tony Asher como dupla creativa. Para enero de 1966 tenían compuestas casi todas las canciones del disco. Los Beach Boys venían de hacer canciones, digamos, sociales (con sociales no nos referimos a canciones de protesta, sino al ámbito en que se desarrollaban). Incluso el disco anterior a Pet Sounds, Party, está grabado con voces de fondo como si estuvieran realmente en una fiesta, donde hacen covers y se ríen de sus propias creaciones. El nuevo trabajo de los californianos rompió con ese clima de jolgorio. Como si se bajaran de las tablas de surf para mirar el mar desde la orilla. Dejaron la fiesta para hacer un pequeño viaje reflexivo.

¿El disco de la madurez quizá? Empezar proponiendo matrimonio, pedir volver a casa, saber que hay respuesta (si hay respuesta es que hay pregunta) y mientras no la haya quedar en manos de Dios poco tiene que ver con el Surfing USA que supieron proponer en sus comienzos. La tapa en la que parecen algo así como pastores irlandeses, llena de colores otoñales, también deja el verano atrás. Definitivamente era una nueva etapa.

En lo sonoro la propuesta reforzaba lo que venían haciendo. Arreglos vocales claros, de voces limpias. Precisos. Y cada sonido, desde los instrumentos clásicos, hasta las bocinas de barcos, trenes y bicicletas; campanas, ladridos de perros y tapas de botellas tienen su momento justo. Es un disco pensado en cada detalle. El coro angelical con el que empieza You Still Believe In Me es de las cosas más lindas que uno puede escuchar. Un arrullo conmovedor que cuando se repite al final de la canción es intervenido por una bocina de bici o la nariz de un payaso que le da un toque pícaro.

Comercialmente Pet Sounds no fue lo que esperaban. Si bien no puede calificarse como fracaso, las ventas fueron bajas en comparación con los discos anteriores de Beach Boys. Como suele pasar con las cosas que salen de lo esperado o establecido, tardó en entenderse. Sin embargo el tiempo hizo justicia. Más tarde Paul McCartney reconoció que Sgt Pepper´s había tomado mucho de Pet Sounds; los arreglos vocales de Flowers de Rolling Stones tienen, también, mucho de este disco. Más adelante bandas como Ramones reconocieron su influencia e incluso, yendo a grupos  actuales, se podría decir que By The Way de Red Hot Chilli Peppers fue el Pet Sounds de la nueva generación musical.

Sin embargo Brian Wilson siguió afirmando que el mejor disco de la historia era Rubber Soul, y que no había logrado el objetivo de superarlo. Como sea, la retroalimentación musical de esa época permitió una exploración sonora intensa, sin la que hoy no podríamos concebir todo lo que vino después. Como sea, pasaron 48 años de aquel 16 de mayo de 1966 en que Pet Sounds veía la luz. Podemos discutir si es o no el mejor disco de la historia, o podemos agradecer y homenajear su existencia escuchándolo una vez más.


Original 16/04/2013 para www.undiaunacancion.com


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35 años arengando


Se cumplen 35 años de la salida del primer disco de los Ramones, Ramones. Aquél que empieza al grito de  Hey oh let´s go!  y consiguió que muchos los siguieran tras la propuesta de reformar una línea recta (They're forming in a straight line)

En una entrevista la banda neoyorkina cuenta que buscaron un nuevo sonido porque  ya no había verdadero pop, “Todo se estaba volviendo muy suave”.  Entonces, inspirados por el pop-rock inglés (dan como ejemplo a Gary Glitter), buscaron un nuevo camino. Por eso quizá tampoco sea raro encontrar en el sonido crudo e indudablemente punk de los Ramones canciones tales como I Wanna Be Your Boyfriend, u otras que a su manera son pura ternura como Chain Saw donde afirman estar tan enamorados.

El disco fue grabado en siete días, los mismos que se tomó Dios para crear el mundo y descansar, y costó 6.400 dólares. A pesar de que a primera escucha parece un disco descuidado fue grabado con mucha dedicación. En los estudios Sound Plaza, se basaron en cierta forma de grabación beatle y hasta métodos utilizados por orquestas. Suena en principio a descuido porque es punk, pero cada instrumento puede identificarse con claridad, también así los coros. Es fuerte, es crudo, pero no apelmazado.

Así como su ya marcado lado tierno, el trabajo tiene agresión, descreimiento, provocación y humor.  Las letras se encargan de definir qué quieren y qué no con determinación. No hay posibilidad de negociar cual niños caprichosos en  I Don't Wanna Go Down to the Basemento Now I Wanna Sniff Some Glue. Aferrados a sus quereres se ríen gritando hurras a USA y a La Habana, y provocan en Today Your Love, Tomorrow The World(Título hiper poético- existencialista), afirmando ser un niño nazi.

Hace 35 años Los Ramones nos arengaron para volver a cambiar la línea recta.  Muchas bandas hoy reconocen la influencia de ese pedido de reforma. Desde U2 a Attaque 77; de The Offspring a Dos Minutos. Hace pocos días se cumplieron 12 años de la muerte de Joey Ramone, la voz que nos invitaba a la reforma. Las bandas y los fans se sumaron a esa consigna y a otra que está llegando al final del disco Let´s Dance.




jueves, 17 de abril de 2014

Verso útil

No tengo nada que decir.
Hace rato quedé sin metáforas
 mi poesía, si así podemos llamarla,
se limita a describir el sentimiento
de la manera más real que existe y puede.

Hace poco cambié término verdad por real.
Tu primer premio en lo que yo defino como la batalla del lenguaje.
La batalla real es la del lenguaje que no digo
La batalla real es intentar quebrar
.
Pero ya es tarde.
Una vez más me asumo débil.
El sentimiento que no se expresa
no cumple su fin,
no existe.

Nada vale lo que tengo para decir si no lo digo
y una vez dicho
deja de pertenecerme
para ser de quien recibe.

No pido que respondas mi carta.
Pido que la leas
y eso me parece terrible, pero real.

lunes, 14 de abril de 2014

Bomba mestiza



Re es lo que vuelve, lo que se repite. Re es la segunda nota de la escala de Do, pero la primera y última de la escala de Re porque las escalas empiezan y terminan en la misma nota, una octava más arriba, para empezar otra vez. Re es el disco que consagró a Café Tacvba dentro del rock a nivel internacional y marcó un nuevo rumbo a la música latinoamericana.

La tapa roja, en el medio un caracol y dentro de su caparazón, muy marcada, la espiral que le da forma. Abajo del caracol, en letra imprenta minúscula amarilla “re” y al pie de la tapa el nombre de la banda:Café Tacvba. Prácticamente minimalista, lo que menos espera uno es que esa tapa sea la de un disco enorme. Enorme porque tiene veinte canciones, porque dura casi una hora (para ser más precisos 59:36 minutos), porque abarca varios géneros musicales: rancheras,  ska, rock, punk, pop y todos con mucha energía. Son 59:36 minutos de música espesa y bailable. Contundente quizá sea la mejor palabra para definirlo. Contundente y por momentos agotador producto de la caja de ritmos que te mantiene al palo de principio a fin. Un disco tan versátil que puede pasar por canciones como El Borrego  (parecida a Corta el Pasto de El Otro yo) y sin escala traer a los oídos un bolero como Esa Noche. No cambian solo en lo rítmico, sino que cada género musical es logrado también respetando el estilo de sus letras, el uso de determinadas palabras, su poesía.

Es cierto que por momentos tanta versatilidad y energía juegan en contra. Si bien está la idea de disco, si bien hay un concepto, también hay material suficiente para dos discos, o al menos uno doble. Por ejemplo, cuando uno llega al track 14 La Negrita ya tiene lo oídos agotados, ya recibió tanta, pero tanta información que va a tardar en darse cuenta la genialidad de esa canción. El problema es que viene después de trece canciones, como dijimos antes, contundentes, y le siguen otras cinco también cargadas de sonido y energía. A la vez, como termina con El Balcón, cuando uno deja de escuchar el disco ya empezó a reposar. Después del shock sonoro hay que esperar unos minutos para volver a escuchar otra canción.

Re, según explican en una entrevista para la TV mexicana, es un disco circular que se genera dentro de la identidad pluricultural de la música mexicana y latinoamericana. En ese sentido no es casualidad la producción de Gustavo Santaolalla,  quien realizó un importante trabajo como recopilador de folclore. El más reconocido  fue el mítico viaje que emprendió con León Gieco de Ushuaia a La Quiaca. Café tacvba se reconoce en esa mezcla permanente, hija bastarda de la colonización y la globalización: la fusión constante de los pueblos, de las culturas, de imposiciones y elecciones que van más allá de lo musical y llevan a la creación de algo nuevo que a la vez va a dar lugar a nuevas fusiones y creaciones. Es la cultura como una espiral interminable, tan infinita como la del caparazón que presenta el disco.

domingo, 13 de abril de 2014

Música, pensamiento e identidad

“Si tú no crees en tu pueblo, si no amas, ni esperas,Ni sufres, ni gozas con tu pueblo,No alcanzarás a traducirlo nunca.Escribirás, acaso, tu drama de hombre huraño,Solo sin soledad…Cantarás tu extravío lejos de la grey, pero tu gritoSerá un grito solamente tuyo, que nadie podrá ya entender”Atahualpa Yupanqui, El destino del canto
Hace cuatro años se formó Aguavá, un cuarteto que se define como intérprete de música sudamericana, pero que amplía esa frontera geográfica para incluir aquellos ritmos donde encuentran arraigada la identidad de un pueblo del que se sienten parte. Formado por Felicitas Lecot (voz), Florencia Lecot (voz y flauta traversa), José Latasa (guitarra) y Nahuel Villegas Fuentes (percusión)   este cuarteto está preparando la grabación de su segundo disco. Sí, segundo en cuatro años de vida, una locura. Segundo en el que confirman y profundizan la exploración musical emprendida e impulsada, al parecer, por un cosquilleo de las venas.

En una casa en Muñiz, en una manzana que por ahora sobrevive al boom de la construcción de edificios, en un barrio donde se notan las rejas de las casas reforzadas ante el crecimiento de la ciudad. Esa manzana no tiene edificios pero cada vez son más los que se asoman. Una casa, un pequeño jardín delantero dividido de la vereda sólo por tres escalones. Tardecita de junio, ya es de noche. Adentro, en un cuarto/sala de ensayo que no logro entender si es chico o sólo se ve afectado por la cantidad de instrumentos, esperan los de Aguavá para hacer la entrevista. “José no está, tiene fiebre –aclara Felicitas– mayo y junio son meses difíciles para juntarse” Ofrecen un mate y empieza la charla.

¿Cómo viene la preparación del nuevo disco?

Florencia– Ya tenemos fechas de grabación en Casa Frida para septiembre. La idea es prepararlo bien en los ensayos para llegar a la grabación afilados y que salga lo más natural y preciso posible. Que mantenga el espíritu del vivo, pero la claridad del sonido de estudio.
La forma de grabación es más profesional de lo que fue el primer disco, que lo grabamos en un  estudio más familiar y con otro método. Antes lo hacíamos por canción, ahora va todo por separado, bases, voces…

Felicitas– Además, la idea es llegar con los temas bien armados, porque es el registro que queda para siempre.

¿Qué caracteriza al disco o qué lo diferencia del anterior?

Fl–Al primero lo escuchás y es un disco lindo,  tranquilo que define la primer etapa de Aguavá y este ya tiene más fuerza, sigue siendo prolijo, pero  la intención  es más para arriba y tiene más temas nuestros que el primero.

Fe– Por empezar, tiene más temas. El primero tenía nueve y este va a tener doce u once y de esos, cinco o seis son de José. Todavía no está definido.
Nahuel–  Eso desde la estructura. A eso se le suma que trabajo a trabajo, disco a disco, año a año, nos pasa que trabajamos desde la tranquilidad. Con tranquilidad me refiero a que cada vez es más elegido  y uno se queda más tranquilo porque va diciendo “Esto es lo que quiero”. Queremos decir, “elegimos todo esto” o lo más que podamos. Y esa es la gran diferencia entre el primer disco y el que estamos por sacar.
¿Qué eligieron ahora, qué en el otro no pudieron?

N–Todo y al mismo tiempo nada. El primer disco pasó.

Fl– Eso es algo más de Nahuel –risas –. Con Feli veníamos cantando el repertorio del primer CD antes. Y después se formó Aguavá. En este CD Nahuel sí  participa más.

Fe–El punto de vista, igual, es el de hoy. Uno va creciendo y la mirada sobre lo que hizo y lo que hace, cambia. Se supone que uno va creciendo. Ojalá que pase con el segundo disco algo copado. A mí las repercusiones del primero me sorprendieron porque estaba muy crítica de algunas de las cosas.
 Somos conscientes que en la grabación hay muchas cosas que se pierden. Agradezco que sea así y no al revés, que el disco suene bien y después, en vivo, seamos un desastre. En vivo hay veces que me emociona mucho lo que sale, me gusta lo que estamos haciendo. Eso es muy zarpado y con el CD no me pasa.

Fl– Elegimos mucho los arreglos, les prestamos mucha atención. Queremos quedar conformes. Si hay algo que no nos gusta arrancamos de nuevo. Es muy importante que nosotros estemos convencidos de un montón de cosas.

Fe– El primer CD lo hicimos como para darle forma a algo. Grabamos como para  enfrentar algo, para hacer difusión, para empezar a pararnos, pero nos interesaba más tocar en vivo y presentarnos.

N– Tiene que ver con un tema de estructura nuestro. Como dice Feli, mucha gente existe hace tiempo y graba mucho después. Nosotros decidimos grabar para tener un registro y sentir  interiormente que existimos.

¿Cómo eligen las canciones?

Fl– Tiene que ver con cierta identificación con la canción. Cuando nos parece que puede ir lo pasamos y probamos. Probamos mil canciones y con muchas no llegamos a nada.

Fe– Nos pasó con “Arauco tiene una pena”, de Violeta Parra. La probamos, le hicimos el arreglo genial, la cantamos en vivo y a la gente le gustó. Pero no la tocamos más.
¿Qué pasó?

Fe– Algo pasó que no pudimos seguir haciéndolo. ¡Pero no sabés lo que era! José y Nahuel habían hecho algo increíble. Había cosas vocales que nosotras no lográbamos resolver y la tuvimos que dejar. No la abandonamos para siempre, pero la dejamos por ahora.

Fl– creo que es cuestión de afinidad, de momento de la vida. Capaz  en dos meses volvemos a agarrar ese tema y nos copamos.

Empiezan a recordar canciones estacionadas y otras que los tienen entusiasmados. Cantan, se ríen, preguntan autores y siguen cantando y pasando el mate, intentando no volcarlo sobre la alfombra.
El nombre de la banda es Aguavá, y el apellido, Música sudamericana ¿A qué refiere ese Música sudamericana?

N– A los ritmos y estilos originarios sudamericanos. Nos referimos a la música folklórica sudamericana. Hecha y creada acá.

Fl–  Y que vienen trayendo historias del pueblo. Es difícil porque en un par de años, cosas que hoy no entran en la definición de folklore van a ser folklore. Spinetta va a ser folklore, en el sentido de la música que hace a la identidad de un pueblo.

¿Y en ustedes qué representa esa música? ¿Por qué la eligen?

Fl– Nosotros somos de lo urbano. En casa se escuchaba folklore y música clásica. Lo del folklore tiene que ver con mi mamá, viene de las sierras de córdoba, del interior del país. Creo que eso tiene mucho que ver, al menos con nosotras. Nacimos y crecimos con mucho afecto a eso y no así, de música más citadina como el tango. Nos gusta, pero no tenemos contacto.

Fe– No sé, es raro. No sé si viene de acá o de allá.  Lo mío fue tan básico como ver grupos que hacían lo que a mí me gustaba y se llamaban a sí mismos latinoamericanos. Partió de ahí y después el interés fue expandiéndose. Te empezás a meter o quizá era previo, no lo sabés. Encontrás historias muy diferentes pero con muchas semejanzas que te terminan hermanando. No sé qué. Canciones  que por un lado son muy poéticas como sobre un río, un árbol que no podés creer como lo describen, y después hay historias de vida que resultan más interesantes que hablar de una historia de amor que… no representa tanto.
 Hay cosas que son más argentinas, que en general no se encontraban tanto en el ambiente en el que estaba o estábamos. En lo que es música, lo encuentro recién ahora. Creo que recién hace un año estoy muy convencida de todo lo que elijo hacer.

Fl– Siempre tuvimos contacto con gente humilde del conurbano. Gente del interior que vino a parar acá y en su vida está mucho más presente el folklore santiagueño por ejemplo. Y en el contacto con esa gente uno también encontraba la música como espacio de confluencia o comunión. El folklore que tiene mucha felicidad, pero habla mucho sobre la pobreza.

Fe–  Es un género que, hablando en general, dice mucho sobre la humildad y la sencillez. Esas cosas van de la mano con lo que uno elige. Tiene que ver con una forma de pensar. Lo que uno elige cantar no está separado de eso. Si fuese cantante de pop o Rock tendría otra formas, otra personalidad. Creo que la pasaría muy bien igual.

N– Uno encuentra cierto nivel de belleza y sensibilidad. Me parece que nos pasa, porque me pasó a mí, cuando te encontrás con el folklore te toca como venas. Cuando toco una chacarera o una zamba lo disfruto de otra manera. Me río. No puedo parar de reírme cuando toco en vivo y eso está bueno.
 Uno empieza a registrar y son como verdades interiores. Es como mi verdad. Y eso que yo estoy descubriendo el folklore. No escucho folklore hace más de cuatro años.

Fe– Gracias a nosotras, decilo.

N– ¡Gracias a ustedes, sí! Yo me puse a tocar bombo y cajón cuando ellas me llamaron para tocar. Mi vida musical antes pasaba a pleno por el rock.–Corta y empieza cual relator de futbol cuando un equipo se acerca al área contraria– Hay una verdad interior que uno dice ¡sí! ¡sí! Y la estás tocando, vas para adelante y decís “funciona” No hay más explicación es eso. – Gol– ¡Es hermoso!

Pasadas casi dos horas de charla, las calles de Muñiz están desiertas y mientras las nuevas torres sostienen personas a metros y metros del suelo, los chicos que estaban en la casa de la esquina y un afiebrado, buscan en la tierra la punta de sus raíces.

Original 29/06/2013 para unoytres.com.ar

lunes, 3 de marzo de 2014

Osos chinos y andaluces

Cara de oso.
Winnie Pooh busca whisky
cierra los ojos y baila.

Si te vieras en ese momento
en que la palabra lindo llega a su punto máximo de expresión
y queda algo chica.

Instante en que existíamos
pasábamos.
Olor a jazmines, tu cara.
tus mini-ojos cerrados.

La dificultad de escribir
algo tan simple y bello
sin volverlo rosa.

Verde. Como el de García Lorca.
Ese puede ser el color.
El mismo verde que agiganta las copas de los arboles esta primavera.

Verdes estamos nosotros.
Verde nuevo, enérgico y apacible.
Verde te beso.

lunes, 24 de febrero de 2014

¿Viste lo que es un verso?

I
Puse el cuaderno que va completando mi hábitat de pájaro.
Me dan ganas de pincharte con los lápices negros a ver si empezás a reírte un poco.
Las cosquillas siempre me resultaron violentas, pero tomalas a modo de cariño.
Ya que no soportás mi expresión directa.
Yo tampoco soporto demasiada exposición.

Guardé el cuaderno rojo para que cobre su propia vida
Mientras el mundo, cansado de instragram
Pareciera tomar colores vintage naturalmente.
¡Cómo insiste el cielo en resaltar sus grises y rosas!
Empecinados en acompañar la idea,
los palos borrachos del corredor
alumbran el camino.

II
Y el perro se confunde.
Sale a mirar las vías-río a la tarde
y como es un perro caballo, los niños miran asustados.
No sé si los asusta el perro,
su pata blanca
o las madres que temerosas gritan “¡tengan cuidado!”.

El perro no entiende, con la lengua afuera mira.
Mira las vías-río,
el tren que llega a Muñiz con gente colgada en las puertas,
la mirada de los niños
y las zapatillas coloridas de los que corren.
A las madres no las registra.

De día, en febrero, el perro,
su tamaño, su pata blanca y su porte
no causan el mismo temor que en la noche de invierno.
Hoy no podría comerme.
Incluso lo protegería de la reacción de las madres temerosas.
¿Viste como son las madres?
Por un momento me olvidé que te hablaba
y justo vos tenés muy claro lo que son las madres.

III
¿Viste lo que es un verso?
A veces creo no tener idea.
Pero sigo escribiendo en versos-prosa
sobre vías-río y perro-caballo.
¿Viste cómo son las palabras?
El perro tampoco.
Por eso está ahí
la tarde de febrero
gris y  palo borracho.
Preguntándose por qué no fue caballo
mientras un grupo de hombrecitos negros
marcha por la vía vieja.



domingo, 16 de febrero de 2014

Cordón

¿No dije que iba llegar la época de decorar el cordón?
Jacarandá, paraíso y lapacho
crean alfombras con sus flores desprendidas
al tiempo que los tilos
perfuman lo más hondo de nuestras almas y narices.

Hoy me dedico a crear alfombras con mis desprendimientos.
A mirarlos y soltarlos,
dejarlos navegar o morir.
Ya no importa, no son míos.


PD:

No me importa
los palos borrachos
ya tienen lámparas rosas.



miércoles, 5 de febrero de 2014

En este abrazo

Una sonrisa gigante
que aparecía poco.
Un mundo lleno de preguntas
de enigmas.

Guardados en una caja
a tu resguardo
y por tu resguardo.

¿En qué nos parecemos?
¿En algo?
¿Qué constelación formamos?
¿Qué heredo?

Detalles.
La vida compuesta de acciones
y dulce de membrillo.

¿Quién eras?
¿Quién soy?
¿Dónde estamos ahora, en este abrazo?

lunes, 20 de enero de 2014

Piedras; gatos, humanos y Pessoas

Como Pessoa quería la piedra por el sólo hecho de ser piedra.
Por su dureza y su silencio, no por sus representaciones ni sus parecidos, ya que no tenían ninguno.

Yo quiero del hombre su humanidad.
Que en este caso sí suma sentimiento de igualdad-
porque compartimos ese error que nos hace hombres.
No hay persona a la cual pueda separar de su ser humano.
Porque por más espiritual por más incorpórea que parezca
nos iguala nuestra condición.

A veces los gatos nos miran mostrando en su mirada cierto pertenecer a la misma especie.
Pero sólo compartimos el estado de seres vivos.
Confundida, en cuanto le digo al gato
"che estás re humano"
él maúlla ante la lata de atún que estoy abriendo.
Vuelve a convertirse en felino
y ni yo, ni todos los que comparten mi condición,
seríamos capaces de ese salto a la mesada de la cocina
ni de ese sonido, ni de ese lenguaje.

Quiero del gato entonces su condición gatuna,
de la piedra su ser piedra
y de nosotros la falla permanente que hace nuestra existencia.

lunes, 13 de enero de 2014

Fragmentos III

La temperatura de mi cuarto siempre es un poco mayor a la del resto del mundo. No sé si es la altura, si las ventanas y el sol de la mañana juegan en contra o si el gusto a birra de la noche anterior hace que me sienta más pesada. Lo cierto es que debiera reconsiderar el hecho de tener puesta una pollera, y recordar para el resto de los días esta pequeña particularidad de mi cubículo blanco.

Debo considerar también que recién es octubre y que esto en los meses que siguen puede ser un calvario. Los meses que siguen pueden ser un calvario siempre, más allá de mi cuarto y la sensación térmica.

Fragmentos II
Fragmentos IV

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Fragmentos IV

A veces, mis manos parecen más chicas y blancas de lo que ya son. El resto del cuerpo se mantiene.
El colectivo parece inmenso. No sé cuál es el tamaño de un elefante, pero imagino que puede tener el tamaño de cuatro o cinco. Los imagino ahí yendo al costado, por la calle, en fila.


Mis manos no pueden más que generar nostalgia. Las miro y, estén del tamaño que estén, del color que sean, veo en ellas toda mi fragilidad. Las abro, veo los callos producto de la escritura y de la guitarra en las yemas. En la palma, los del manubrio de la bici. Miro mis manos y la veo mías, curtidas y frágiles, huérfanas de siestas. Me veo crecer sin dejar de añorar una niñez jamás recordada de modo objetivo.

Fragmentos III